La Vida ~ Perritos En Venta y Gran Historia De Amor
Día tras día me doy cuenta,
que la mayor parte de mi día estoy molesta
o peleando con mi mamá
o incluso discutiendo por tonterías con mi novio.
Sin darme cuenta que segundo
a segundo,
me estoy muriendo y dejando de disfrutar la vida,
de reír, de apreciar la naturaleza;
en fin,
malgastando mi vida...
Pero hay momentos,
como éste, que llegan a mi extraordinarias historias de vida
que me hacen reflexionar e intentar
nuevamente ser feliz
y apreciar cada momento,
(cada microsegundo de mi vida).
Ésta historia,
la leía ya hace mucho tiempo
y cada vez que la leo, no puedo evitar llorar
–Perritos en Venta–.
De verdad espero que les gusten
y puedan darse cuenta
que lo mejor del mundo,
es la alegría!!!
Cachorritos en Venta
El dueño de una tienda de mascotas estaba colocando un anuncio en la puerta que decía: "Cachorritos en venta". Ésta clase de anuncios suele atraen a los niños, y pronto un niñito apareció en la tienda preguntando cuál era el precio de los perritos.
El dueño contesto que oscilaba entre 30 y 50 euros. El pequeño metió la mano en su bolsillo, sacó unas cuantas monedas y dijo: "Sólo tengo 2.37, pero... ¿puedo verlos?".
Claro. Eso es gratis. El hombre sonrió y silbó. De una puerta trasera salieron una perra corriendo seguida por sus cinco perritos. En niño notó que uno de los perritos estaba quedándose considerablemente atrás por lo que inmediatamente señaló al perrito rezagado que cojeaba y preguntó que le pasaba.
El hombre le explicó que cuando el perrito nació, el veterinario le dijo que tenía una cadera defectuosa y que cojearía por el resto de su vida. El niño se emocionó mucho y exclamó: "¡Ese es el perrito que yo quiero comprar!". Pero el hombre replicó: "No, tú no vas a comprar ese cachorro, si tú realmente lo quieres, yo te lo regalo".
El niño se disgustó muchísimo, y mirando directo a los ojos del hombre le dijo: "Yo no quiero que usted me lo regale. Él vale tanto como los otros perritos y yo le pagaré el precio completo. Le voy a dar mis 2.37 euros ahora y 50 céntimos cada semana hasta que lo haya pagado completo".
El hombre insistió contestando: "Tú en verdad no querrás comprar ese perrito, hijo. Él nunca será capaz de correr, saltar y jugar como los otros perritos". Al escuchar esto, niño se agachó y levantó el ruedo de su pantalón para mostrar su pierna izquierda, cruelmente retorcida e inutilizada, soportada por un gran aparato de metal.
Miró de nuevo al hombre y le dijo: "Bueno, yo no puedo correr muy bien tampoco, y el perrito necesitará a alguien que lo entienda".
El hombre estaba mordiéndose el labio, y sus ojos se llenaron de lagrimas. Sonrió y dijo: "Perdóname pequeño, tu tenías razón, ese cachorro es tan importante y especial como los otros. Sólo espero y rezo para que cada uno de estos cachorritos tenga un dueño tan especial como tú".